Durante la primera parte no ocurrió nada que podamos calificar de sorprendente o necesario de explicación, hasta que en el minuto 40 Messi metió un gol y adelantó el marcador del Barcelona. Y luego otra vez igual. Avanzaban los minutos y el Oporto no conseguía colar la pelota entre los palos. Y parecía que el Barcelona tampoco, aunque controlaba mejor que el equipo luso. El árbitro en ocasiones no favorecía a los blaugrana, causando incluso la frustración de Iniesta que se llevó una amarilla por dar un pelotazo cuando vio que no lograba captar el balón en la banda. Llegamos a ver que casi al final un jugador del Oporto cayó en el área del Barcelona (al parcer por obra de Abidal), pero el árbitro no consideró penalti la acción realiza y decidió que continuara el juego. Es entonces cuando el Barça empezó a recibir faltas del Oporto a cascoporro. Incluso eliminaron a Rolando, jugador del Oporto. Fue también en la segunda parte cuando Cesc (recientemente adquirido) subió el marcador al 2-0 (en el minuto 87) cerrando el marcador que sería definitivo. Y más adelante, casi en el descuento, Guarín también se llevó una roja dejando al Oporto con 9 en la plantilla.
Dios, que lenguaje más técnico me ha salido.

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