
Después de haber jugado a la cuarta
entrega de la saga, lo que más me impresionó (como decirlo sin
ofender a los ultras) es el pedazo truño de cámara que trae el
juego. Es jodidamente difícil avanzar. Si ya es complicadísimo con
el radar, no imagino ya ir sin él, a la aventura. En numerosas
ocasiones me he encontrado de frente de un soldado genoma (que esa es
otra, mucho genoma y mierdas pero no ven a un palmo de distancia,
aunque eso es casi de agradecer) de frente o por la espalda, así por
las buenas. Y cuando te dispones a disparar descubres que,
mágicamente, no puedes apuntar ni hacia arriba ni hacia abajo, solo
hacia los lados. Todas estos problemas con la cámara se solventan
parcialmente con una cámara en primera persona, pero no puedes mover
ni puedes hacer nada de nada en ella. Pero básicamente ese es el
mayor impedimento que tiene el juego (Bueno, eso yq eu te llaman por
el puñetero códec cada cinco minutos y te tienen hablando un cuarto
de hora). Por lo demás es la auténtica pollada (a partir de ahora
pienso usar más esa expresión). Empezando por su historia, que es
digna de cualquier película premiada de Hollywood, que empieza como
cualquier película de acción (el soldado machote que puede con
todo) pero empieza a liarse hasta crear una historia verdaderamente
original (con los clones de Big Boss y esas cosas). Y luego tenemos
al protagonista, que es carismático a más no poder. He escuchado un
para de veces la versión en español de Play Station 1, y la voz que
usa es estupenda en todos los sentidos, pero quizás por haber jugado
a la mayoría de estos juegos en inglés, me gusta mucho más la voz
de David Hayter (Solid Snake) con su tradicional coletilla “eh?”
en la utilización del códec. Y no sólo el amigo Snake tiene
personalidad propia; los malos finales tienen también su gracia. En
cuanto a gráficos, los de la gamecube (remasterizados del juego
original) son un pepino para la época, porque se parecen, si no son
iguales a los del segundo juego, en el que Solid ya no tiene cara de
cubo. También destaca en algo que la da mucha personalidad al juego,
y que es, por si sola una auténtica obra de arte: la banda sonora,
que acompaña perfectamente al juego, hasta el punto de que no sería
lo mismo sin ella.
Vamos, que es totalmente recomendable.
Pero, si eres jugador inexperto (entre el grupo de los que me
incluyo, aunque ya me voy adaptando (digamos que progreso
adecuadamente, como en los colegios de infantil)) te recomiendo
paciencia. Si eres capaz de soportar y finalmente controlar los
controles de los demonios y la cámara, acabarás disfrutando, y
mucho. Y te llevarás sorpresitas muy originales (véase el truco del
mando con Psycho Mantis).

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