Hoy, el No me Jodas (en el que os traigo como siempre datos curiosísimos) voy a hablar del rey Gustavo III de Suecia (en su casa lo conocerán; o como se dice en sueco kan känna honom i hans hus, que soy políglota). A este señor se le metió en la cabeza que el café era un veneno. Y creo que llegó a demandar a Nescafé, pero eso no está probado todavía…
Pues un día se levantó y dijo, en plan Flippy, que iba a hacer un experimento. ¡Qué señor! Cogió a un preso, con suerte por lo que se ve, y lo indultó a cambió de que tomara café todos los días. Y con otro hizo lo mismo, pero le obligó a tomar té. Todo fue seguido por una comisión médica.
El resultado de la experiencia, un fracaso absoluto (no me quito de la cabeza el hormiguero). Los primeros en morir fueron los médicos (¡esos matasanos!), después, el rey (asesinado, por tonto dicen por las webs). A continuación el bebedor de té, y por último el reo del café. ¿Qué conclusión sacamos de esto? ¿Qué el tomate y la cebolla agrandan la p…? ¡No! ¡Nos lleva a pensar que el café, un día nos hará inmortales! ¡Rápido, todos a beber café!
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