Como dije ayer, he empezado con el superanálisis más grande de la historia de este blog, que tampoco es que sea muy larga, ya que tiene, aproximadamente, un año y un par de meses. La película que hoy, queridos amigos, nos ocupa es “Can I Do it 'Till I Need Glasses?” del año 1977. No la he encontrado en castellano, por lo que me lo he tenido que tragar en el idioma de nuestro querido redactor Beedle el Bardo: en un perfectísimo inglés. No era muy difícil de entender, pero aun así yo no soy un traductor titulado. Es una comedia viejuna al estilo de un programa de sketches cortos que busca la risa fácil. Me ha desilusionado, no porque la película fuera mala, porque no lo es (me he reído como nunca, muy recomendable), si no porque Robin Williams, el objetivo principal de este análisis, sale tan sólo un par de veces. Una hace de abogado, y otra de cliente de un dentista que resulta ser un ginecólogo. Pero salvando que me he tragado una película para hablar de él y resulta que no aparece, el film está la mar de bien.

La película busca la risa a través de chistes originarios de la edad de piedra, pero bien contados, como el chiste de la mordedura de la serpiente, y usando también hostiacas buenas para provocar el descojone general. Para ser del año 1977 no tiene censura alguna. En la inmensa mayoría de los cortos, aparecen pechos por doquier, y en un buen porcentaje desnudos integrales. Precisamente es eso lo que le da originalidad a la película y lo que hace que se vea tan natural y poco forzada. En el lenguaje y los temas tampoco se cortan un pelo. Encontramos así el caso de la caperucita folladora, de la mujer que se queda sin querer fuera de su apartamente en pelota picada, la proposición de un blowjob de la rana a la princesa, del hombre que se la casca en el autobús… Atención, para los más católicos: Solo se sugieren las cosas, no las hacen. No os alarméis y empecéis a rezar a la virgen y a todos los santos. Los actores son muy buenos, y cumplen perfectamente el objetivo de hacer reír.

"Fap, fap, fap, fap"

Como ya digo, se me hecha en falta la presencia de nuestro querido Williams, objetivo principal de mis superanálisis, pero todo no puede ser. Eso sí, los disfraces son muy cutres, y no dejan de aparecer esos efectos en los que el protagonista mira a cámara mientras suena una cancioncilla graciosa que sirve para cerrar el sketch. Típico de los 70.


Publicado por Guido

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que ha pasado con el concurso?

Guido dijo...

El concurso no estaba muy delimitado, ni tampoco fue impulsado como es debido. Mañana se comunicará que alargamos el plazo, modificando ligeramente las bases ;)

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