Hay que aprender a ligar como los grandes artistas. Pasemos ya del clásico “¿Vienes mucho por aquí?” y empecemos a seguir el ejemplo de grandes personalidades. Ya hablamos, por ejemplo, de que Einstein era un mujeriego, y que el amigo Charles Dickens tenía, por lo menos, una amante. Pero nunca nos revelaron sus secretos en el noble arte del ligar, que cuenta actualmente con maestros muy conocidos mundialmente, como Barney Stinson. Pero Dalí si difundió sus secretos, al parecer.
Según la muy fiable fuente del Internet, Salvador Dalí, maestro de la pintura española y universal, conoció en una ocasión a una muchacha llamada Gala, hija de un abogado ruso, y esposa del poeta surrealista Paul Eluard. Quedó con ella para verse en la playa al día siguiente, fuera de la atenta mirada de su marido. Como todo “Don Juan”, se dispuso a prepararse para la cita. Se puso un geranio rojo en la oreja, y un collar de perlas. Se desabotonó la camisa para lucir bronceado, y se intentó afeitar las axilas. Se cortó, y gracias a eso tuvo una brillante idea. Se embadurnó con la sangre todo el cuerpo, y se untó en aceite y excremento de cabra (que todo el mundo tiene que tener en su casa). Y mira, le funcionó.
Varios meses después ellos ya estaban profundamente enamorados, y se fueron a vivir juntos. La tal Gala se convirtió pues en su amiga, su amante y su musa. Aprended de Dalí, nuestro nuevo maestro...
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