Se encontraba la canciller alemana en una reunión en la ciudad de Demmin. Un amable mesonero se le acercó a ofrecerle una cerveza, y todas las otra cinco que llevaba en la bandeja se vertieron por la presidencial espalda de Merkel. Ella ni siquiera se volvió al camarero, y actúo como si nada hubiera pasado, e inició un brindis. Así, actuando como se espera de un buen alemán...
Parece que nada le ha ocurrido al pobre mesonero, que la ha cagado bien cagada en su primera aparición importante. Seguro que lo han echado, pobrecito. Ala, una persona más en paro en Europa... si es que los presis no piensan en los ciudadanos...
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