Esta mañana, mientras me tomaba un café con leche y navegaba por la red, he acabado en esta página web. Lleva meses abandonada (por lo menos por mi parte) y me he entristecido seriamente. A pasado mucho tiempo, y a estas alturas de diciembre, a tan solo unos días de nochebuena, no hemos mencionado siquiera la época navideña, ni hemos preparado y aderezado el aspecto del blog. Ni siquiera nos ha dado por celebrar, el pasado 19 de noviembre, nuestro segundo aniversario (porque ahora, señores, tenemos dos años y pico). Y todo es, en muy buena parte, culpa mía. Y créanme cuando le digo que me siento altamente culpable.

Se que es muy típico subir un artículo anunciando compromiso (como hemos hecho taaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaantas veces) pero es lo único que puedo hacer (a parte de seguir escribiendo) para darle vida de nuevo a nuestro querido espacio en la red. Lo que sucede es que, desde que nos fuimos cada uno por su lado a hacer nuestras vidas por extensos puntos de la geografía española, solo se ha publicado por aquí los artículos de fútbol de Rasputín y los De Taims noticiosos de Napoleón. Yo no tengo excusa. Si la tuviera, diría que no he tenido tiempo porque tenía mucho que estudiar pero la verdad es que por ahora no he empollado en serio (a parte un par de ocasiones).

Lo primero es lo primero: Lo que más culpabilidad me trae es que no hemos celebrado, como ya he dicho antes, nuestro segundo aniversario. Pues eso, que Mi Gozo en un Pozo ha cumplido, con más pena que gloria, un segundo año con vida en la red de redes. Tengo que agradecer a Napoleón y a Rasputín el haberlo mantenido con vida en la mayor “desaceleración de entradas publicadas” que ha atravesado el blog. Por otra parte, tengo que reprender y castigar con furiosa cólera a Separ (que, de la misma manera que yo, se ha ido a estudiar lejos y ya no quiere saber nada) y a Beedle el Bardo (ahora Señor Profesor Beedle el Bardo, que ya no publica desde hace un tiempo), por no hablar de Corocotta (que su caso manda huevos). Sin mucho más que añadir en este aspecto, solo me queda decir que: ¡FELICIDADES, MI GOZO EN UN POZO!


Otra cosa de gran urgencia e importancia es la relativa cercanía de la Navidad. Siempre hemos sido de celebrar estas entrañables fechas por todo lo alto, pero esta vez se nos ha ido el santo al cielo. Queremos desear una feliz navidad y un próspero año nuevo a todos nuestros lectores (si siguen ahí después de tanto tiempo). Como no, el fondo del blog se tornará pronto en una bonita plantilla llena de bolas navideñas, paz y amor, como ha ocurrido en las dos últimas navidades, y los artículos navideños volverán a surgir como la espuma (o eso espero).



Para despedirme, debo volver a disculparme (con los otros redactores y con nuestros lectores) por mi alejamiento. A ver si esta vez mi promesa no queda en balde y sigo escribiendo de verdad. Os quiero, pequeños poceros.

Publicado por Guido

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