Hola, queridos colegas del mundo de la red de redes. No creáis que he olvidado que debo continuar con el SuperAnálisis de TODAS las películas de Robin Williams. Y ahora que estoy en verano, tengo tiempo de continuarlo. Pero me da una pereza tremenda, porque película que me toca está en inglés, y no me apetece hacer nada que requiera un esfuerzo intelectual, después de estos últimos días de Selectividad en los que no he parado quieto. Como os dije hace poco, ya que me da pereza seguir viendo películas de Robin Williams, os traigo los análisis de la saga “Metal Gear Solid” para entreteneros mientras tanto, aprovechando que los estoy jugando con mi reciente compra de “Metal Gear Solid: HD Collection”. Hoy toca “Metal Gear Solid 2: Sons of Liberty”.

El juego, en mecánica, es muy parecido al 1. Se sigue manejando de forma bastante culera, pero se soporta, e incluso te acostumbras y se hace más fluido conforme vas jugando. En cambio, los escenarios son todo el jodido rato iguales, ya que no haces más que permanecer en una planta petrolífera compuesta por dos núcleos rodeados cada uno de 6 salas iguales. Al final es cierto que, ya montados en el Arsenal Gear, el escenario mejora ligeramente, pero a la par empiezan a aumentar las idas de olla de la historia, que a veces molan mucho, pero que en otras ocasiones no hacen más que liar. El rollo de los “Patriots” es más complicado que una carrera de ingenieria espacial. Deberían hacer una carrera llamada “Comprensión del final de Metal Gear Solid 2: Sons of Liberty”. Empiezan a aparecer secretos y argucias ocultas en los videos finales dejándote la cabeza hecha un embrollo. Aun así, el juego me ha entretenido mucho, y merece, sin duda, la pena. Tiene muchas cosas buenas. Los enemigos, para empezar, a pesar de ser todo el rato iguales, son más listos, y al menos te descubren cuando te ven a lo lejos. La historia, hasta que se empieza a liar, está la mar de interesante, y, porque no decirlo, cuando comienza el embrollo sigue siendo chula, aún sin entender una puta mierda. La música sigue siendo legendaria, añadiendo al tema principal un toque más “tecnológico” (o por lo menos, a mí me lo parece así). Además, el rollito final de Raiden con la katana (premonición de su papel en posteriores ediciones de la serie) mola mucho. Separ (y muchos otros alocados fans) me asesinará cuando diga que quizás lo haya disfrutado más que el uno. Partiendo del punto de vista de que yo empecé jugando al cuarto, es algo más que comprensible: cuando más se acerquen al último, más me gustarán, supongo. Todo ello es un compendio de factores positivos y negativos que van ligados irremediablemente a la esencia tan adictiva del juego. Sin embargo, hay algo que si me ha sacado de quicio: Raiden.

No puede haber un personaje menos carismático. Ese rollo de personaje sin pasado está muy visto en las creaciones japonesas, pero ésto ya se lleva la palma. En vez de ir ocultándose, haciendo volteretas normales (del tipo de Solid Snake), el tío va mariposeando por ahí haciendo piruetas a lo circo del sol. Además, tiene un aire de ignorancia que exaspera durante todo el juego. Luego, cuando quieres guardar la partida, y te pones a hablar por el códec (que usas a todas horas, aunque estés en frente de la persona con la que estés hablando) con Rose, te tirás un buen rato en conversaciones pastelosas, que acabas pasando con cara de “otra vez no”. Porque lo que tu quieres con ese juego es acción e infiltración, no largas conversaciones amorosas. Y luego ya, la guinda del pastel es el nivel en el que tienes que manejar a este tío cuando va desnudo. En definitiva, no entiendo porqué, teniendo a Solid Snake, el único, el inigualable, nos tienen que poner a Jack, el pobre y traumatiza niño soldado que evita su pasado. Hay que admitir que otra perspectiva es interesante, pero no es lo mismo.

Sin palabras...

Para el siguiente análisis, toca la tercera parte, que gustosamente he comenzado a disfrutar hoy, y adelanto que tiene una pinta de tres pares de cojones. Además, estamos disfrutando Sépar y yo de “Metal Gear Solid 4” (al que ya jugué) en ratos muertos del verano. Vamos, que estoy de infiltración hasta las orejas. Pero no son videojuegos no, son obras de arte...

Publicado por Guido

0 comentarios:

Publicar un comentario