Después de no tener tiempo para nada de nada, he conseguido pillar un huequecito para ver (y analizar como es costumbre) la siguiente película de Robin Williams que me toca: “Un ruso en Nueva York”. En un principio, por el título puede parecer una película chorra en la que, evidentemente, un ruso visita Nueva York. Y aunque la historia es en sí esa es la historia, no es una comedia infumable típica de Hollywood.

La historia trata del viaje que realiza Vladimir Ivanoff junto con “El circo ruso” como saxofonista a Nueva York. Se sitúa en tiempos de la Unión Soviética. La KGB acompaña al circo por Nueva York mientras todos los rusos se quedan flipados conn la “decadenia” del capitalismo. En medio del alboroto, Vladimir se escapa y pide asilo político en EEUU. Y así empiezan las desventuras de un soviético en tierras yankees. En un principio, se muestra al típico ruso con gorro de ruso, trenca de ruso y botas de ruso, en el típico Moscú soviético cinematográfico en el que todo es injusto. Robin Williams, que es el objeto de este análisis (para que mentir) hace un buen papel, ya que no es muy extraño que le pegue el papel de amable ruso desorientado. Vladimir en Nueva York se hace amigo de un simpático guardia de un centro comercial, y mantiene una relación con la dependienta del mismo centro comercial. Cuando parece que la enseñanza moral de la película no va ir más allá de “La URSS es una mierda, te tienes que venir a vivir a EEUU”, le ocurren miles de perradas al protagonista que propician el debate filosófico de qué sistema es el que más libertad ofrece. Pero como la película es americana, los problemas se acaban solucionando y nuestro amado ruso triunfa en la salvaje américa.

Más allá de ideologías, la película está bastante bien; es entretenida y tiene sus golpes de gracia. La banda sonora es una joya (como la increíble canción de los rusos alocados comprando en el centro comercial). Y que Vladimir sea saxofonista le da mucho juego al ámbito musical de la película (aunque se nota de lejos que Robin Williams solo mueve los dedos mientras finge tocar el instrumento... sin doble sentido ¿eh?). Y siendo imparcial, como también lo fui la otra vez, a Robin Williams le queda bien la barba.

Antes de trabajar en el cine, Robin Williams se sacó 
la carrera trabajando en un Mc Donalds


Publicado por Guido

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