Vuelvo pues con una sección en la que humillo, o por lo menos lo intento, a los grandes de la historia. Hoy le toca el turno a la española Isabel la Católica, que según algunas fuentes, prometió en 1941 no cambiarse de camisa hasta que se conquistara Granada. Sin embargo esto es... ¡¡FALSO!! Isabel la Católica no prometió nunca tal cosa.

La que si lo hizo fue Isabel Clara Eugenia de Austria, descendiente de nuestra querida Isabel. Prometió (y cumplió, que es lo más grave) no cambiarse la camisa hasta que sus tropas pusieran fin al asedio de Ostende. Y esto duro tres largos años. Imaginaros como olería la camisa. Imaginaros que color tendría. Nadie querría ser guardia personal de la pobre Isabel Clara... imánaos la alegría en el reino cuando finalizó el asedio.

Todo el mundo exclamaría ¡Por fin! ¡Se acabó la pestilencia! ¡Va a lavar la camisa! Un poco más y les sucumbiría la peste. Vale que la reina quisiera hacer protesta, pero ¿de verdad era necesaria esta soberana guarrada?... ¡Por el amor de Dios!

P.D.: La semana que viene... ¡Prepárate Napoleón, sé lo de tus almorranas!

Publicado por Guido

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