Fernando VII es un tipo que teine mucho que dar de hablar. Ya hice hace tiempo un "No me Jodas" sobre tan interesante personaje, pero es que el artículo de hoy se lleva la palma.Y es que, amigos, le hemos encontrado un competidor en toda regla al bueno de Rasputín. Si, queridos lectores: Fernando VII también tenía una descomunal tranca. Según cuentan algunos escritos que he hallado por ahí, era auténticamente descomunal. Pongamos una descripción extraida de un tipo llamado Próspero de Merimée, que decía que el pene del rey era "fino como una barra de lacre en su base y tan gordo como el puño en su extremidad". Casi nada, ahora se entiende que lo llamaran el Deseado. Tan grande era el soldadito real, que para trajinarse a María Cristina tuvieron que fabricarle una almohadilla central con un agujero circular para no hacerle daño a la pobre reina.

Era algo realmente exagerado, pero Goya prefirió borrarlo en muchos de sus cuadros (Realmente un gigantesco tronco de secuoya no pegaba en sus pinturas). No sólo Fernando VII tenía un tremendo cipote; El rey de Rumanía Carol II (también llamado Playboy King) le pasa lo mismo. Para tener relaciones con el rey las chavalas se tenían que operar para que no les dejara secuelas el sable. Lo que debían sufrir ambos reyes con una erección. Pobrecitas sus majestades...

Napoleón, no el histórico personaje sino nuestro redactor, insiste en que el descomunal tampaño también se extendía a los huevos, diciendo que los tenía grandes como sandías o como pelotas de basket. Según él, también tenía un cojín para no golpear dolorosamente con sus impontes huevazos las ingles de la pobre María Cristina. Es que Fernando VII era la polla. Sí, lo se, pero el chiste fácil era inevitable.


Publicado por Guido

0 comentarios:

Publicar un comentario