Erase una vez...
...una cincuentona que quería venganza
El cuento de hoy se trata de uno de los peores crímenes que jamás ha experimentado este país. Es un tema tan traumático que os pido que no rompáis algo después de enteraros de los sucesos de los que vais a leer. Es una historia que da una muestra clara de la maldad de la condición humana que, por supuesto, no es apto para niños.
La protagonista de este cuento tan cruel es Christine Hemming, la ex mujer de un parlamentario en la ciudad inglesa de Birmingham. Resulta que su querido tenía unas aventuras amorosas con una tal Emily Cox durante muchos años. Christine pronto se enteró del pene errante de su “tigre” y, como es normal, se enojó pero decidió vivir con el acuerdo por el beneficio de sus hijos.
Sin embargo, cuanto más pasaron los años, cuanto más celosa se hizo Christine (¡y con toda razón!). Por fin, el Septiembre pasado, no podía aguantar más y buscó venganza...
…así que, una noche, fue a la casa de la amante, se escondió en la maleza del jardín, entró (sin fuerza) en la casa, Y, robó el gatito que seguramente ronroneaba felizmente adentro. ¡Es que no hay palabras!
En el juzgado la señora Hemmings dijo que solo fue a la casa para dejar algunas cartas que habían llegado a su casa y que no se había dado cuenta de que se había ido con el gatito. Aseguró que intentó devolverlo en cuanto lo vio, pero no podía. ¡MENTIRAS!
Lo peor de todo…el gatito se ha esfumado de la faz de la tierra. Mirad, no siempre viven felices y comen perdices al fin de un cuento.
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