Antes de que empecéis a leer el post, aviso de que voy a hablar sin tapujos sobre el episodio primero de "The Walking Dead", y quien no lo haya visto quizás no le interese saber lo que ocurrió en el capítulo de anoche. Es decir, voy a a meter spoilers hasta que me aburra. Después de duros momentos de indecisión, decidí serle fiel al amigo Rick Grimes y acabé viendo la que es desde su primer capítulo una de mis series favoritas: "The Walking Dead". A rasgos generales, el primer capítulo de la segunda temporada está muy bien. Pero esta misma mañana, comentándolo con Napoleón, hemos llegado a la conclusión de que se observan varias cosas que realmente no pegan mucho.

 "¡Al revés, al revés!"

Para empezar, en la nueva temporada ya no son "Walking" sino que más bien son "Runnig". Ahora los malditos infectados se dan más prisa en perseguir a los supervivientes. Si bien esto es una incongruencia, debo admitir que le da más emoción a la serie. Siempre, como ya dijo el grandísimo Borja Pérez, son mejores los zombies que corren que los zombies que andan. Lo que no entiendo, añadiendo otra incoherencia es que si te fijas bien, los muertos doblan los pies de tal manera que es imposible pegar los acelerones que pegan. Pero bueno, puede pasar. Además, han aprendido a abrir todo tipo de puertas y a encontrar aquellas que parecen ocultas (como la puerta del baño de la carabana, que en un principio ni yo había podido ver). Otra de las cosas que me impactaron ayer es que en dos ocasiones, el hijo del protagonista le pide a su padre que le deje ir con el grupo de la expedición por un bosque tenebrosos lleno de caminantes. Y las dos veces el padre le dice que sí. Con dos cojones. Y luego que le pegan un tiro al niño. Si es que era de suponer...

De todas maneras, considero que sigue siendo la mejor apuesta de la tele actual, por mucho que ayer me costara decidirme.


Publicado por Guido

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