Hoy, mi sección de los martes va dedicada a uno de los más grandes... capullos de la historia. Adolf Hitler, el dictador de Alemania que la armó bien gorda en la Segunda Guerra Mundial, quiso ser pintor. Pero no era lo suficientemente bueno, por lo que no le admitieron en la escuela de arte de Austria. Según decían los instructores, Adolfo no tenía arte para dibujar personas, y que lo único que dibuja medianamente bien eran los paisajes naturales y edificios. Hitler solía decir que esa academia estaba manejada por judíos, y es posible que de ahí proviniera el odio hacia ellos... o que, por lo menos, aumentó ese resquemor que les tenían los alemanes. En resumen, si lo hubieran admitido nos hubiéramos salvado de una hecatombe mundial.

Os traigo, en exclusiva en Mi Gozo en un Pozo, los dibujos que Hitler envió a la academia en la que no fue admitido. Tampoco son nada feos...



































































Qué cosas tan curiosas nos reserva la historia del mundo... Pequeñas cosas que cambiaron el mundo (para bien y para mal). Imaginaros que, estudiando historia, nos encontráramos con los siguientes líneas: Adolf Hitler, gran artista alemán del siglo XX, impulsó un tipo de arte...




Publicado por Guido

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