Se ve que en Valaquia (ahora en Rumanía) no había ordenadores, ni wifi, ni consolas, ni nada con lo que descargar la ira, puesto que el príncipe Vlad Tepes (conocido como Vlad III el Empalador) se dedicaba a torturar gente para pasar el rato. De lunes a viernes hacía empalamientos normales, y los fines de semana hacía empalamientos Deluxe. Mucha gente lo asocia con el Drácula de Bram Stoker, pero lo cierto es que sus similitudes son causales, ya que el bueno de Bram no conocía la historia de Vlad III.

Vlad era un tipo con muchas ideas originales. Él impulsó mucho la guerra bacteriológica (mandaba a los enfermos a vivir con el enemigo para contagiarlo. Ya me imagino a el Empalador diciéndoles que si podían toserle en la comida al enemigo, mejor que mejor.) y le encantaba castigar a la gente por cualquier chorrada. Se cuentan muchos relatos sobre sus castigos. Os he seleccionado mis favoritos. Quizás sean también los más gore; en ésta generación somos así.

Los enemigos de Tepes eran los turcos. Cierto día, unos emisarios del Sultán turco no quisieron quitarse el turbante en su presencia por no ser, según decían, costumbre de su país. Original como ninguno, Vlad les clavó los turbantes a la cabeza, y les hizo volver diciendo que así respetarían mejor que nunca sus costumbres al no podérselos quitar nunca. También cuentan otra historia de un comerciante florentino que denunció ante el príncipe que le habían robado una bolsa de monedas de oro. Vlad le dijo que volviera al día siguiente, y cuando retornó, se encontró al ladrón y a toda su familia empalados. El Empalador le dio la bolsa diciéndole que contara las monedas, por si se diera el caso de que faltara alguna. El hombre, acojonado perdido, admitió que sobraba una. Vlad, que la había puesto allí intencionadamente, le había querido tender una trampa, pero le conmovió la honradez del comerciante, y por ello no le empaló. Si es que hasta cuentan que tenía tan acojonado al pueblo, que en una ocasión puso una copa de oro en la fuente de la plaza de la capital de Valaquia para que todo el mundo bebiera, pero avisando de que el que la robara se las vería con él. Nadie tuvo pelotas de robarla asta bastante tiempo después muerto el príncipe.

Para finalizar, os dejo aquí un sketch de José Mota, relacionado con ésto de Vlad el Empalador. Es que este tío es descojonante, para que mentir...





Publicado por Guido

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