
Bueno, a lo que iba. Se difundió la leyenda de que uno de los Papas había sido mujer: "La Papisa Juana"(aunque esto está en gran duda, y casi las investigaciones parecen esclarecer que en realidad esta historia no es cierta. Algunas fuentes afirman que es simplemente un sombrenombre que recibió por parte de sus opositores Juan VIII) así que la Iglesia, según parece, se dispuso, antes de la elección de cada Papa, a asegurar su masculinidad. Lo hacían en unas sillas que tenían una agujero por el cual colgaban los santos testículos. Tras el éxamen, el tocador exclamaba "duo habet et bene pendentes", a lo que los demás respondían "Deo Gratias". Según la santísima Wikipedia, fuente de toda sabiduría, esta costumbre fue abolida por el Papa Adriano VI en el siglo XVI.
Y yo me pregunto... ¿pagarían bien por tocarle los huevos al santísimo pontífice?
0 comentarios:
Publicar un comentario